martes, 16 de marzo de 2010

Ejemplo del periodismo dominicano sin pasar factura.

El ejercicio periodístico es un sacerdocio, un compromiso con uno mismo, con el pueblo, que conlleva incluso un sacrificio de existencia, al cual como periodista de ningún modo debiéramos pasar factura, a la comunidad, al pueblo o la patria para la cual luchamos, denunciamos, educamos, entrenemos e informamos.

En el trajinar de la democracia y las libertades públicas de la Republica Dominicana, hemos avanzado mucho, pero no lo suficiente, como para decir que coexistimos en una nación con una completa democracia y libertades de expresión. Decimos esto en vista del auge de la delincuencia, las acciones vandálicas, de búsqueda de populismo que hacen muchas personas en el contexto actual, en busca de enriquecerse de forma sagaz y vertiginosa.

Vivir bajo el seudónimo de la humildad, la entrega, esfuerzo y trabajo en bienestar de la colectividad, es el manto que cubre a muchos de los que hoy hacen vida en los medios de difusión, siendo su verdadero norte el poder. Poder que en manos de personas, con sed de riquezas pierde la esencia de servicio, trabajo, pulcritud y amor a los demás.

Entregarse al periodismo no es dejarse maltratar por otros para demostrar la sumisión, humildad o falsa tranquilidad áurea que rodea a un ser. No- lo que realmente se nenecita es un periodismo serio, objetivo, veraz e imparcial, no a medias si no completamente. Es ese en esencia el don que quienes están en los medios radiales, televisuales, escritos y digitales, el cual se a perdido, un don que trae consigo un excepcional periodista acecinado en los doce años de dictadura de Joaquín Balaguer Ricardo. Me refiero al consagrado periodista Orlando Martínez, asesinado por defender la verdad, la justicia, las libertades sociales, y ese poco de democracia que hoy gozamos.

Nunca, hemos visto a la familia de Martínez pasando factura a la nación por sus hechos transcendentales. Como tampoco hemos visto a la familia de otros periodistas y luchadores de la dominicanidad en esos menesteres.- verdad, nunca nos han reclamado cargos a síndico, diputados, regidores u otros.

Orlando Martínez sigue vivo en la memoria de muchos de los jóvenes, que como él tienen la utopía de algún día ver, un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol, con una justicia igual para todos, con autoridades funcionales, donde los abusos a la prensa terminen, donde la brutalidad policial sea una llama que se extingue, que el respeto al trabajo, la dignidad humana y la vida deje de ser una quimera y pase a ser la primera prioridad de la vida humana.
Porque En definitiva el periodismo es un incesante afán por descubrir la verdad, la realidad del mundo, de la injusticia, los vicios y defectos humanos, la corrupción. Es por ello que quienes eligen esta profesión se entregan a la muerte, como lo hizo Orlando Martínez a quien hoy y siempre recordaremos.

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